viernes, 15 de agosto de 2008

UN SERVICIO REQUIERE DE FORMACIÓN


Los servidores del altar, ocupan un lugar privilegiado en las celebraciones litúrgicas. Colaboran durante la Eucaristía y otras celebraciones, en las que participa la comunidad cristiana. Es así, como en cada acción litúrgica experimentan la cercanía de Jesucristo: presente y operante. Jesús está presente cuando la comunidad se reúne para orar y alabar a Dios. “Jesús está presente en la palabra de la Sagrada Escritura. Jesús está presente, sobre todo, en la Eucaristía, bajo las especies del pan y del vino. Actúa por medio del sacerdote que, in persona Christi (en persona de Cristo), celebra la santa misa y administra los sacramentos”. (Juan Pablo II : Catequesis “Vuestro ministerio del altar es un auténtico servicio santo”, 1 de agosto de 2001).

Imagina cuanto te ama Dios. Él mismo te ha llamado para servir al sacerdote, pero en verdad, el servicio que prestas es de forma directa a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, el Verbo de Dios encarnado, que padeció, murió en la cruz y resucitó al tercer día. El mismo nos dijo: “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Y tú: ¿Qué haces para conservar esta amistad tan valiosa?

Debido al gran servicio que prestas, es necesario una formación adecuada, no tan solo para prestar una buena asistencia al sacerdote en la Eucarística y los demás sacramentos, y celebraciones, sino también, para ir aprendiendo cuestiones de fe que muchas veces pasan desapercibidas. Es por ello, que encuentro necesario antes de comenzar contenidos de formación directa para un acólito, ver temas que vayan acrecentando nuestra vida cristiana, para que seamos capaces de anunciar de palabra y obra, la vida y el mensaje de Jesucristo, que es “Camino, Verdad y Vida” (Juan 14, 6). Los temas se presentan a continuación:


Primer Tema:

Dios; Autor de todo lo creado.

Segundo Tema:

Jesucristo; Hijo de Dios, el Salvador.


Tercer Tema:

Espíritu Santo; don dejado por Cristo para permanecer en su amor.


Cuarto Tema:

La Virgen María y la importancia del Rosario.




lunes, 4 de agosto de 2008

Ser y no parecer



"El llamado que Cristo hace es directo y personal"


La palabra acólito viene de la lengua griega (akóluthos) y que significa “acompañante” pues acompaña y ayuda al sacerdote en celebraciones como la misa.
La misión real de un monaguillo no es sólo revestirse y ayudar al Sacerdote, sino que consiste en vivir cristianamente, es decir, mostrando a los demás como se debe vivir y actuar en la Celebración Eucarística. Un monaguillo es quien debe de conocer más la vida y persona de Jesús y quién está preocupado de manera especial en conocer su doctrina, la doctrina de la Iglesia. Esto implica que ha de ser responsable, debe de obedecer y ayudar a sus papas, estudiar y obtener muy buenas calificaciones, ayudar a quien lo necesite (sin importar si es un desconocido o familiar, si es amigo o enemigo) llegar temprano a misa, etc. Así mismo, debe de mantenerse integrado a su grupo de monaguillos y buscar siempre la amistad en Cristo con cada uno de sus compañeros.
Como monaguillo conocerá más profundamente lo que es la Santa Misa y el sentido de cada uno de sus partes. Al ayudar en una Misa, estamos en el altar a unos pasos del Sacerdote, -es más estamos a unos pasos de Jesús, en aquel altar donde se nos ofrece y actualiza aquel banquete que celebró con sus Apóstoles en la Última Cena- y delante de mucha gente. Imagina qué pensaría la gente si al llegar a Misa se encuentran con un monaguillo sucio, desarreglado, que no presta atención y que no comulga...¡Se decepcionaría! y ¿Qué pensaría Jesús, que te llamo por medio del Sacerdote, o de un amigo o de aquella persona que te invito a participar del grupo de monaguillos? ¿Estaría contento de que desaprovecharas la invitación que te ha hecho?
Nosotros no podemos ser así, porque al estar en el altar, damos el ejemplo de como comportarse dentro del Templo. Tenemos que llegar temprano a Misa, revestirnos, lavarnos las manos y peinarnos; y en la ceremonia debemos de dar el ejemplo de disciplina prestando mucha atención al padre y respondiendo en voz alta cuanto se deba.
Debemos mantenernos cerca del sacerdote y apoyarlo, viendo en él a Cristo Sacerdote. Por último, para ayudar en una Misa debemos estar en gracia de Dios, es decir, habernos confesado. Por medio de este sacramento recuperamos el estado de gracia, la paz, la serenidad de conciencia y el consuelo del espíritu, el aumento de la fuerza espiritual que nos lleva a proclamar a Dios en todo momento y todo lugar. Es tan fundamental este sacramento, puesto que, nos dispone para recibir a Cristo Sacramentado. Imagina que va un día a tu casa, una visita muy esperada, muy querida por ti. ¿Como la recibes? Imagina ahora: ¿Qué harías si te visita Cristo?
Este es el testimonio que debes dar, pero para dar un testimonio, debes “ahora” empezar a vivir la vida en Cristo y serás luz deslumbrante de la vida Cristiana. Es así como, la gente imitará el ejemplo; pero si no lo hacemos, ellos tampoco lo harán. En Resumen para ser un buen monaguillo debes amar y servir a los demás pues amando y sirviendo a nuestros hermanos, amamos y servimos a Dios; has de dar ejemplo a los demás de una vida cristiana dentro del Templo y sobre todo fuera de él. En este grupo aprenderás mucho y también del Evangelio, peor piensa que si no aplicas lo que oyes y aprendes, de nada sirve que vengas, recuerda además que este compromiso es con Dios, entonces pídele su ayuda para ser como él desea.